Las bombas de calor se han hecho cada vez más populares como sistema de calefacción y refrigeración en los últimos años, pero muchos desconocen que estos sistemas utilizan refrigerantes para funcionar. En este artículo analizaremos cómo funcionan los refrigerantes en las bombas de calor y cuál es su impacto medioambiental.
Gracias a sus peculiaridades en términos de ahorro energético y eficiencia, las bombas de calor no solo son un sistema innovador para calentar, refrigerar y producir agua caliente sanitaria, sino que son un elemento clave en la estrategia de la Unión Europea para combatir el cambio climático. Sí, porque, como todo el mundo sabe, el objetivo principal del Pacto Verde Europeo es lograr la neutralidad climática de aquí a 2050 para todos los países de la UE.
La descarbonización
Europa está regulando el uso de refrigerantes con el objetivo primordial de lograr pronto la descarbonización. Un objetivo, el de la descarbonización, que encuentra en las bombas de calor un importante aliado, habida cuenta de que la extracción de energía del suelo, el aire o el agua freática necesaria para su funcionamiento se traduce en una ausencia total de uso de gas combustible.
La eficiencia energética de las bombas de calor
Como productos relacionados con la energía, las bombas de calor entran en el ámbito de aplicación de la Directiva del Parlamento Europeo n.º 2009/125/CE, de 21 de octubre de 2009, por la que se regula el diseño ecológico y la definición de las especificaciones mínimas de diseño ecológico. Una directiva que ha dado lugar a numerosos reglamentos de aplicación a lo largo de los años, como el Reglamento 813/2013 dedicado a los sistemas de calefacción individuales y combinados, y que solo en 2021 permitirá ahorrar más de 120 000 millones de euros en energía. Por su parte, la Directiva 2010/30/UE, de 19 de mayo de 2010, introdujo el etiquetado energético para los productos relacionados con la energía, incluidas las bombas de calor, que destaca su consumo indicando una clase energética y algunos otros parámetros.
El suso de energías renovables
Cuando se habla de energías renovables, no se puede dejar de hacer referencia a la llamada Directiva de Energías Renovables (2009/28/CE), una directiva orientada al desarrollo y difusión de las energías limpias en todos los sectores de la economía europea, que ha ido ampliando sus objetivos a lo largo de los años. Tras alcanzar el primer objetivo de producir al menos un 20% de energía renovable en 2020, con un aumento del consumo del 12,5% en 2010 al 21,8% en 2021, la Comisión Europea se ha propuesto llegar al 40% en 2030. Con RePowerEU, el plan lanzado en mayo de 2022 en respuesta a la aparición de problemas en el mercado energético por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la idea es elevar este porcentaje al 45%.
Además, gracias a esta iniciativa, los países de la UE redujeron su dependencia de los combustibles rusos, ahorraron alrededor de un 20% de energía e introdujeron un tope en el precio del gas y el petróleo.